viernes, 28 de mayo de 2010

LA FORTUNA DE STROESSNER Y FERNANDO LUGO

Se atribuye a Robert Louis Stevenson haber dicho que la memoria es magnífica para olvidar, y a Eduardo Galeano haber notado que el olvido está lleno de memoria.
Y en ningún lugar del mundo tiente tanta vigencia el adagio de que la lucha del hombre contra el poder, es la lucha de la memoria contra el olvido, como en el Paraguay de hoy.
Aunque luchadores por los DDHH como Martín Almada siguen en su obstinada lucha por obtener justicia para las víctimas de la dictadura neo-nazi impuesta por Washington al Paraguay.
Las alianzas del gobierno del obispo Fernando Lugo con el sector del extinto dictador Alfredo Stroessner, parte de su mermado apoyo parlamentario, impiden reparaciones históricas en Paraguay.
El obispo Fernando Lugo ganó las elecciones paraguayas del 20 de abril de 2008 con fuerte apoyo de los sectores retardatarios del partido colorado, como el de Luis Castiglioni y Stroessner.
La alianza prosiguió en el Parlamento, y se evidenció en enero cuando fracasaron en una votación para incrustar un tentáculo de estos sectores ultraderechistas en la Corte Suprema de Justicia.
Entretanto, fuera del escenario principal, se sigue buscando justicia para las víctimas de la dictadura, mientras la fresca viruta sigue lloviendo para los privilegiados parientes y empresarios enriquecidos a la sombra del extinto dictador.

Uno de los bienes malhabidos que se busca recuperar es el que ocupa la mansión de Stroessner, del cual se apoderó la familia del dictador con anuencia de las autoridades municipales de ese tiempo.
Algunos concejales asuncenos intentaron reimpulsar el proceso judicial para la recuperación de varios predios municipales que suman más de 7.083 m2, y entre estos espacios está el ocupado por la inconclusa mansión Stroessner, reclamada por activistas por los Derechos Humanos para ser convertida en Universidad Popular.
El proyecto se frustra constantemente, por el protagonismo ganado por el sector del extinto dictador, cuyo nieto inclusive es hoy un influyente parlamentario y para colmo, un aliado del “obispo de los pobres” Fernando Lugo.
Un connotado represor de la era de Stroessner, el general Ramón Duarte Vera se benefició recientemente con una reducción de su pena a la mitad y con un régimen suavizado de prisión, ante la absoluta indiferencia oficial.
Y aún hay más. La mayoría de los represores siguen impunes e incluso algunos participan del gobierno en altos puestos.
La prensa que respaldó al obispo es la misma que sirvió como aparato de propaganda del régimen dictatorial de Stroessner, aunque ahora pretenda arroparse como defensora de la libertad, la democracia y los intereses generales de la sociedad, logrando falsear la historia merced a su poderío empresarial sobre los medios y las deficiencias propias de cronistas venales.
Éstos han sido más eficientes en inventar supuestos “luchadores contra Stroessner” que en descubrir la falsedad y los intereses espúreos que impulsaron a algunos grandes favorecidos del dictador a morder la mano que por décadas besaron con obsecuencia.
Entre especimenes de esa especie aparece la privilegiada familia del obispo, uno de cuyos patriarcas, Epifanio Méndez Fleitas, fue la cabeza política del golpe militar que entronizó al dictador Stroessner el 4 de mayo de 1954.
Hoy los intereses del momento han transmutado a Méndez Fleitas en mártir y luchador por de la Democracia, como una manera de privilegiar la historia que más funcional resulta al régimen actual, entre muchas otras historias más veraces pero inconvenientes.
Ya lo advirtió Jean Paul Sastre, incluso el pasado puede modificarse y los historiadores lo demuestran todo el tiempo.

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